
- 4:53 a.m
- pi….pi….pi….pi…
- ……..
- pi….pi….pi….pi
- Sí?
- Hola, te llamo desde la urgencia. Tenemos una paciente de 42 años con un cáncer gástrico estadío IV que ha venido por dolor abdominal. Le hemos hecho una tomografía abdominal y tiene una perforación intestinal.
- …….
- Qué edad tiene dices?
- 42
- ……..
- Voy
Mientras entiendo que estoy en el hospital y que son las 5 de la mañana, voy tomando conciencia de lo que me acaban de explicar. Me he contenido mientras me comentaba el caso, de decirle que un paciente de este tipo no es para comentar a cirugía. Qué podemos hacer en un paciente terminal?
Alargar su sufrimiento?
Ni me lo hubiera pensado mucho de ser alguien de 60 o 70 años.
Pero tiene 42.
- Dónde está la paciente?
- En el box 7
- Está la familia?
- El marido llega ahora.
- OK.
Veo a Halil en la camilla de urgencias, en el box 7. La luz blanca y fría de los fluorescentes nos ilumina y estamos en un ambiente netamente hospitalario.
Mi mente en estos momentos esta carburando al 200 % pensando en que decir y que hacer. En cuál es la mejor decisión para Halil.
Más aún cuando ella está despierta y aunque luce grave, está lúcida.
Tiene el abdomen distendido y doloroso y toda ella luce muy adelgazada; lo que en términos médicos llamamos caquexia y en su caso caquexia tumoral.
Pero tiene 42 años; es más joven que yo.
Hablo con ella y la examino. En esos momento llega el marido muy preocupado. Le hago una seña de que hablaremos fuera.
Salimos
- Usted qué sabe del diagnóstico?
- Nada
- Nada?
- Que tiene una úlcera
- ……..
Muchas veces los pacientes y familiares no quieren aceptar lo que explicamos y se niegan a aceptar su diagnóstico y su pronóstico. Por supuesto habrá ocasiones en que nosotros los médicos no sabemos explicarnos o que por miedo a ser muy crudos no seamos claros.
Pero de una u otra forma, en esta madrugada me ha tocado ser quien le deje muy claro al familiar que es lo que va a pasar.
Mientras vamos hablando mi mente sigue trabajando a marchas forzadas para ver la mejor forma de comunicar lo que quiero decir, pero yo mismo aún no tengo claro que es lo que voy a decir.
- Le operamos a ver que tal por si vive un tiempo mas? En una paciente terminal en la que quizá esta es su forma de morir?
- Le sedamos para que no sufra? Aceptando y llevando ese peso; estando además ella casi completamente lúcida?
- Cuánto tiempo vivirá si le operamos? Y cuánto si no le operamos?
- Si muere, es mejor que lo haga tranquila en su habitación y sedada sin operarla? O mejor ir a por todas con el riesgo de que muera igual tras unos días de agonía con drenajes y complicaciones postoperatorias?
Mientras tanto el marido:
- Hacer todo lo posible para que viva aunque sea un día más
- No podemos hacer eso. Tenemos que pensar en lo mejor para Halil
- Por favor!!!
- ……
- No se trata de lo que queramos nosotros. Siempre querremos tener a nuestro seres querido a nuestro lado, pero; es eso lo que merecen? Queremos que sufran?
El mira al techo. Hacia esas paredes blancas que nos rodean. Es un momento duro. Le estás diciendo que Halil ha iniciado un camino del que no va a volver, en esta madrugada.
Sus ojos están brillantes; con ese brillo que anticipa el llanto, pero me mira y me dice que quiere lo mejor para ella.
- Doctor, tome usted la mejor decisión. Haga lo que crea mejor por favor.
- ……
En ese momento me siento agobiado por la decisión que tomaré.
Aunque mi cara es de tranquilidad y estoy internamente concentrado. Nunca jamás es fácil decidir si un paciente vive o no en ese momento. Aunque visto fríamente, es probable que operándola o no igualmente muera en los siguientes días, decidir que no le operas a veces te hace sentir culpable.
Pero no puedes salvar a todos. A veces operamos por el ego personal, a pacientes inoperables y no cambiamos el curso de su enfermedad ni hacemos que vivan más. Lo hacemos cubriéndonos la conciencia diciendo que así le damos alguna posibilidad. Pero le sometemos al riesgo que muchas veces pasa, de morir sufriendo.
Yo sí creo que a veces no hay que operar y que esas veces hay que ayudar a bien morir.
–
Llamo a César a casa, qué es mi compañero localizado de guardia, tambien a las 5:20 h:
- Te parece una locura, descabellado?
- Por lo que me comentas, estoy de acuerdo. Es una pena por la paciente.
- Sí
- De acuerdo
- Se lo diré ahora. Muchas gracias
He hablado nuevamente con el familiar y ahora con Halil:
- Halil, vamos a calmarte el dolor, vale?
- Vale
- Estarás bien. Descansa. Le sonrío.
Qué más le puedo decir?
Hablo nuevamente con el marido y le confirmo que no hay nada que hacer. Que lo mejor es sedarla y mitigar su dolor en espera de lo inevitable. Me mira compungido y asiente.
Hago un amago de abrazo y le digo: – Lo siento mucho. Y me voy.
No he dormido más esa madrugada. He hecho esto más veces y siempre es difícil. Le doy vueltas y vueltas intentando reafirmar que he tomado la decisión correcta.
Halil falleció 48 h después. La sedaron poco porque sus padres venían de Marruecos, a despedirse.
Adiós Halil. Buen viaje..
Amigo, triste y real historia a todos los q nos dedicamos a esto nos ha tocado en algún momento…
Agradezco a Dios q esa paciente te haya tenido a ti para mitigar su dolor
Esto solo reafirma mi admiración por ti como persona y profesional
Tu gran calidad humana
Un abrazo mi amigo!
Muchas gracias Yta! Nunca te acostumbras a ciertas cosas y menos a la muerte a la que nos enfrentamos con cierta frecuencia. Saludos!